Apenas quedan unos días para que llegue la Navidad, una de las épocas de todo el año en la que más gambas y langostinos se consumen. Pero, ¿sabes cuál es la diferencia entre las gambas y los langostinos? A continuación te lo contamos todo.
Ambos crustáceos tienen el cuerpo alargado y se pueden encontrar en los fondos aronosos de las desembocaduras de los ríos y en el mar. Tienen un valor nutricional muy alto, de forma que las gambas y los langostinos son un alimento estupendo para seguir una dieta saludable y equilibrada, incluso en sanidad. Aportan nutrientes clave para el organismo, como vitaminas y minerales.
Además, son muy versátiles en la cocina, y se pueden preparar de mil formas diferentes: en guisos y arroces, a la plancha, en ensaladas…
Contenidos
Diferencia entre las gambas y los langostinos: las claves
Tamaño
La primera diferencia notable entre ambos frutos del mar es su tamaño. La gamba es más pequeña y está especialmente pensada para comer de un solo bocado. Mide entre 6 y 10 centímetros. En cuanto al langostino es más grande y, por lo tanto, ofrece más carne. Los que podemos encontrar en las tiendas rondan los 12 centímetros, aunque hay algunos que pueden incluso alcanzar los 20 centímetros.
Color
Otra diferencia entre las gambas y los langostinos tiene que ver con el color. En líneas generales, existen tres tipo de gambas en el mercado. Las blancas, las más comunes, las naranjas y las rojas, las más caras y grandes de todas. En cuanto al langostino, su color es entre rosado y amarronado.
Textura
También es fácil diferenciar ambos crustáceos por su textura, que es muy diferente. Mientras que la gamba es mucho más jugosa y suave, el langostino tiene una carne mucho más dura y menos jugosa.
Precio
Por supuesto, el precio de las gambas y los langostinos también es muy diferente. Las primeras son más caras, sobre todo si son gambas rojas.
Esta es la diferencia entre las gambas y los langostinos. Ambos crustáceos son un verdadero manjar para servir en la cena de Nochebuena o en la comida de Navidad, por ejemplo. Además, no resultan en absoluto pesados, sino que tienen una digestión muy fácil, lo cual es un gran punto a favor.
Por lo tanto, si sirves como plato principal un plato de cordero asado o de pavo relleno, por ejemplo, puedes elegir como entrante unas brochetas de langostinos o gambas, muy ligeras y deliciosas.